Los lugares dan testimonio de lo que fueron y que hoy solo dejaron un pequeño recuerdo pegado en la pared.
Estas fotografías fueron tomadas en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y ofrecen un registro del daño producido por el hombre que busca la creación de nuevos lugares dejando atrás, no solo una historia, sino también una época marcada por un mapa con tesoros ocultos. La transformación de los espacios y la destrucción de los recuerdos.
"El hombre no es un maestro omnisciente del planeta que puede salirse con la suya haciendo lo que quiera y lo que le convenga en este momento"
Václav Havel
Especialmente conmovedor hoy en día, con el deterioro, los desechos y lo devastado de las paredes que resguardaron un “bolichón bailable” ubicado en Cabrera a pasitos de Bulnes, donde muchos dejaron pasos de tango, botellas vacías, historias de amor y pasión, y una sola despedida.
La vinería de Cabrera y Salguero, donde la damajuana era protagonista según el tapicero de al lado que vio pasar amantes del vino y más tarde fue testigo del abandono y “los ocupas”, hasta que los dueños se cansaron y vinieron a demolerlo porque ya casi se caía solo de lo viejo que estaba. Esas paredes guardaban el olor a uva fermentada y seguramente también más de una anécdota y muchos recuerdos.
En Agüero y Córdoba una casa de hermanos que fueron olvidados y hoy los restos de su hogar parecen levitar humeantes en las cenizas de una vieja chimenea que antaño calentaba una casa y las risas juguetonas de esos niños.
Y en Córdoba y Anchorena, se lucen orgullosos y orondos los restos de un clásico petit hotel porteño que en otros tiempos habrá alojado familias de todos lados en sus 16 habitaciones y 8 departamentos que, aún desaparecidos, parecen proyectar los recuerdos fantasmales de otras épocas.
Eso, también es Buenos Aires. Una ciudad que pasa desapercibida para los porteños pero que es un constante misterio para los que tenemos el honor de elegir vivirla.
Andrea Maclau R.
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Resilience
The places bear witness to what they were and that today they only left a small memory taped to the wall.
These photographs were taken in the Autonomous City of Buenos Aires and offer a record of the damage caused by man who seeks to create new places, leaving behind not only a history, but also a time marked by a map with hidden treasures. The transformation of spaces and the destruction of memories.
"Man is not an omniscient master of the planet who can get away with doing whatever he wants and what suits him right now"
Václav Havel
Especially moving today, with the deterioration, debris, and devastation of the walls that sheltered a “danceable dance club” located in Cabrera a few steps from Bulnes, where many left tango steps, empty bottles, stories of love and passion, and a single farewell.
The Cabrera and Salguero winery, where the demijohn was the protagonist according to the upholsterer next door who saw wine lovers pass by and later witnessed the abandonment and "the squatters", until the owners got tired and came to demolish it because they were almost he fell alone from how old he was. Those walls kept the smell of fermented grapes and surely also more than one anecdote and many memories.
In Agüero and Córdoba a house of brothers who were forgotten and today the remains of their home seem to levitate smoking in the ashes of an old fireplace that once heated a house and the playful laughter of those children.
And in Córdoba and Anchorena, the remains of a classic petit hotel in Buenos Aires that proudly housed families from all sides in its 16 rooms and 8 apartments that, still disappeared, seem to project the ghostly memories of other times.
That, too, is Buenos Aires. A city that goes unnoticed by porteños but that is a constant mystery for those of us who have the honor of choosing to live it.
