Es realista, simple y algo banal.
Algunos de los placeres contemporáneos y los elementos tan frágiles que nos rodean en un contexto donde algo tan sencillo como una pantalla de celular crea un mundo falso de colores y nos hace sonreír, aunque sea por un instante. También hay lugar para que la juventud reine por encima de la muerte, que un buen café acompañe nuestras mañanas, que un buen trago acompañe nuestras noches y que los mejores amigos peludos reemplacen posibles bendiciones.
He aquí un pedazo de paraíso plástico, tan simple que de seguro lo amarán.
