La marcha en conmemoración del 1º de Mayo de 2017, Día Internacional del Trabajo, se escenificó a lo largo y ancho del país, de manera atípica y en paz.
Durante el trayecto del Parque Nacional a la Plaza de Bolívar, las centrales obreras –CUT, CTC, CGT- y las bases sindicales de los trabajadores del Estado y de la empresa privada, los maestros aglutinados en FECODE, los representantes de la Rama Judicial, en cabeza de ASONAL JUDICIAL, junto con los diversos movimientos sociales, políticos progresistas como el Polo Democrático y el Partido Socialista de los Trabajadores, y otras agrupaciones culturales de la música y el teatro, expresaron su voz de protesta e inconformidad contra el modelo neoliberal que representa el gobierno de Juan Manuel Santos.
Las pancartas y las arengas manifestaron la inconformidad de la clase obrera colombiana y los grupos sociales y políticos, frente a la Reforma Tributaria, la tercerización laboral, el sistemático incremento de la gasolina y vergonzoso aumento del salario mínimo para el 2017, entre otros.
Se denunció públicamente los recurrentes escándalos de corrupción del talante de Odebrecht, en tanto que amenazan y deterioran la institucionalidad del país, toda vez que se habla de “coimas” que influyeron notoriamente en el desarrollo normal de las últimas campañas presidenciales.
Empero, capítulo aparte mereció la indignación de los manifestantes por el reciente incremento en el transporte público –Transmilenio- en Bogotá, y la criticada e inconveniente venta de la ETB, que de contera conllevó a los pacíficos marchantes, a apoyar e impulsar la revocatoria del mandato del alcalde Enrique Peñalosa.
No obstante, los trabajadores confirmaron su defensa y apoyo de los Acuerdos de Paz de la Habana y la pronta implementación de los mismos, por parte del Congreso Nacional, anhelando que Colombia pueda consolidar un auténtico posconflicto, de la mano de una paz estable y duradera para todos los colombianos.
Por: Orlando Morales
Fotos: Catalina Morales
