This is the visual chronicle of one of the most important activities in Old Providence, municipality of San Ándres in Colombia, a sailboats competition performed as a celebration of an important event in the island. This day, Antonio Archbold, captain and resident recognized on the island, built for the Mayor a beautiful red sailboat that looked out over the sea like a stunning red and white candy; sailboat that would win the competition without being seen by Antonio because this, after seeing him out by tapping the first minutes of competition to be the winner, get in the car of a friend, who, like others, was practically one of the family and who drives way to the clinic, for a premonitory order of the captain.
This series is a tribute to this man about which I hear late at night that day, while that same friend, maybe brother or his son, drives me to my hostel, with tears coursing his rough cheeks own of a robust and strong natal man of the Old Providence.
I realized that this chronic contained in these shots, the last moments of the life and the dream,that sure was not the last, of one of the most important man on the island, the historian, the fisherman, the husband, the father and the friend.
That day died one of those giants, who daily leave us to continue reverberating here and in the other worlds.
Providence was in mourning, rain for 4 days, like those who were in it has to stay.
No one came to the island, no boat or sailboat sail, no one left.
A fisherman replied, There's a dead who not want to leave the island and that's Antonio, the captain.
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Esta es la crónica visual de una de las actividades más importantes en Old Providence, municipio de San Ándres en Colombia, la competencia de veleros tiene razón en realizarse cuando un hecho importante acontence para los habitantes de la isla y este día, Antonio Archbold, capitán y habitante querido, construyó para el Alcalde un hermoso velero colorado que daba sobre el mar la impresión de una llamativa barra de caramelo roja y blanca; velero que ganaría la competencia sin ser visto por Antonio, pues este, luego de verlo salir punteando los primeros minutos de competencia para ser el ganador, sube al auto de un amigo suyo, que como los demás era practicamente uno más de la familia y quien lo conduce, por un pedido premonitorio de parte del capitán, camino a la clínica.
Esta serie es en homenaje a este hombre sobre el cual me entero entrada la noche, mientras ese mismo amigo, talvez hermano o hijo suyo, me llevaba de pasajera hacia mi hospedaje con las lagrimas recorriendole las recias mejillas propias de un hombre robusto y fuerte natal de la Old Providence .
Entendí que esta crónica, que no tenía más que una mera pretensión visual, contuvo en sus disparos, los últimos momentos de vida del sueño, que seguro no era el último, de uno de los hombres más importantes no sólo de la isla, el historiador, el pescador, el esposo, el padre y el amigo.
Ese día murió uno de esos gigantes, que a diario nos dejan para seguir retumbando aqui y en los otros mundos.
Providencia estuvo en luto, la lluvia se prolongó durante 4 días al igual que la estadía de todos los que en ella estábamos.
Nadie entró, ningún barco ni velero zarpó, Nadie salió.
Un pescador respondió, Hay un muerto que no se quiere ir de la isla y ese es Antonio, el capitán.
Un pescador respondió, Hay un muerto que no se quiere ir de la isla y ese es Antonio, el capitán.
