El constante crecimiento de Bogotá y de municipios aledaños debido al desplazamiento forzado de muchas familias, ha generado diversos problemas culturales y sociales.
El asentamiento de estas personas hizo que partes de la ciudad crecieran orgánicamente, sin una planeación colectiva o gubernamental. Fue durante la creación de estos espacios urbanos en los años 50 donde encontramos a muchos habitantes tomando una iniciativa netamente subversiva en búsqueda de una mejor calidad de vida, diversos servicios públicos tales como el agua o la luz eran llevados a los nuevos asentamientos sin el consentimiento del estado. En las noches, grupos se dirigían a los postes de la luz o a tuberías, y de una forma precaria conectaban estos servicios que se dirigían finalmente a sus hogares.
