El proyecto se basa bajo la primicia del reconocimiento propio hacia un nivel de introspección en el cual el cuerpo se vea reflejado como instrumento de la expresión humana que permita tener un contacto trascendente con el medio para encontrarnos desde nuestro propio hábitat “Re-habitarnos”. Esta conexión surge a través de un espacio que inhibe elementos del exterior por medio de un recorrido de incertidumbre que impulsa a redescubrir nuestros movimientos y sentidos.
El lugar define un espacio compuesto que es percibido y resignificado por parte del espectador a través de la vinculación con su cuerpo en el contexto, construyendo una narrativa que surge de lo que el sujeto experimenta; como el espacio se encuentra en constante movimiento crea múltiples escenarios para no ser percibidos de una sola forma al recorrerlo y obtener una perspectiva única y personal.
En la búsqueda de lograr una constante resignificación en el espacio, el proyecto muta
para abrirle paso a un cambio en su estado de atemporalidad, dotándolo de una nueva identidad que le permitirá crear distintas atmósferas en las que se busca extender la interacción para abrirle paso a nuevas relaciones entre el espacio y el cuerpo con los individuos mediante actividades ligadas al encuentro y al ocio.
Propuesta elaborada para el concurso Espacio: Cuerpo y movimiento
Equipo:
Nicolás Ariza Torres
Saray Pardo Caraballo
Laura Sarmiento Benavides
Juan Camilo Torres
