Las pitonisas
He navegado durante más de un mes, esquivando piratas y fenicios, que son básicamente lo mismo. Mi frágil barco ya no dejará estas costas, pero sé que de alguna forma volveré a Vetulonia. Hace tres noches pude hablar con una de ellas, tras sus vestiduras solo pude ver algo de su cabello violeta, me preguntó si buscaba en el futuro, en el presente o en el pasado. Yo le pregunté que por que me interesaría el presente, en susurro me dijo:
-Lo que no ves en el presente será tu sentencia en el futuro-.
No entendí, así que le dije que quería saber del futuro, no sobre el mío, si no sobre el de mi pueblo, asintió con la cabeza y se retiró mientras los guardias me sacaban de la cabaña a los pies del templo.
Hoy por fin será mi encuentro, ante mi sorpresa veo no a una, si no a dos pitonisas, suben al altar y sus cuerpos desnudos brillan mientras caen sus vestiduras de doncellas, el vapor que surge de la parte inferior del altar no me deja respirar, sin embargo, en medio del trance, ellas parecen cómodas respirando el pesado aire. Sus movimientos sinuosos son hipnotizantes, pareciera que sus cuerpos levitan, o eso creo ver. De alguna forma me siento absorbido por la mística del momento, intento acercarme a tan bella visión, pero la férrea mano de un guardia en mi hombro me detiene. La danza en medio del denso aire continúa hasta que una de ellas cae a los pies de la que parece mayor. Estáticas, adormiladas hablan como una sola voz:
-Tu pueblo desaparecerá, pero no tu legado, tus hijos serán pocos, pero tu linaje gobernará desde tu aldea los destinos de toda Europa, Asia y África te temerán, pero tan magnífico será tu sueño que pronto acabará, mas no en la memoria de los caídos.
El silencio se apodera del templo, sus cuerpos caen cansados sobre el altar, varias mujeres corren apresuradas a cubrir su piel con finas telas y se las llevan en brazos. No puedo más que sentir una extraña mezcla de compasión, tranquilidad y miedo. Los guardias me piden que me retire, esta vez con cierta amabilidad. Vuelvo a la costa y observando las olas pienso en el futuro: ¿Cómo, en medio de esta oscura edad, sin héroes, sin imperios y sin reyes medianamente respetables, puede existir tan vasto imperio descrito por las pitonisas? De algo estoy seguro, sea lo que tenga que ser, tendrá que forjarse durante muchas vidas, y nada de ello veré en la mía.
