Tocar niñas es delito
El 11 de noviembre del 2019 se realizó una manifestación cuyo punto de llegada fue la Corte Suprema de Justicia de El Salvador. El objetivo fue la exigencia de justicia para una menor de edad, cuya identidad sigue sin ser revelada por seguridad, que sufrió un acto de agresión sexual por parte del ex-magistrado Jaime Escalante, y cuyo caso se determinó como “una falta, y no un delito”, debido a que, según la Cámara de lo Penal, la agresión fue únicamente un tocamiento en los genitales de la menor por encima de su ropa.
Este hecho ocurrido a inicios del 2019 desató más de una manifestación por parte de diversos sectores, especialmente grupos feministas y pro-derechos de la niñez que exigían una condena justa para Escalante. Finalmente, el 14 de noviembre de 2019 comenzaron a notarse los resultados de una lucha colectiva llena de gritos de indignación que duró meses, pues, la Asamblea Legislativa decretó que los tocamientos impúdicos en vías públicas o privadas son delito, y que serán penados con una sentencia de tres a seis años de prisión, o de ocho a doce años si la víctima es menor de 15 años.
Pese a que se han obtenido logros gracias a las luchas y movilizaciones de los bloques feministas y organizaciones que velan por los derechos de la mujer, siguen habiendo depredadores sueltos, casos impunes y mujeres víctimas de agresión sexual por las que se debe seguir alzando la voz. La lucha colectiva es necesaria para lograr justicia, las voces de mujeres unidas y los puños alzados ejercen presión a los agresores y a los cómplices de estos. Tocar niñas siempre fue delito, no una falta; así como tocar el cuerpo de una mujer sin su consentimiento también es un delito, y las que ya no tienen voz para detenerlo, a su lado se encuentran miles de mujeres para representarlas y exigir justicia.
